23 agosto, 2014

Detenido




Comunmente sabemos como vive un detenido. Pasa primero por un largo proceso, obtiene "su condena" e ingresa a un mundo diferente, que tan bien narrara el Dr. Irurzun, en su libro "Sociedad Carcelaria".
Su grupo de pertenencia pasa a ser absolutamente otro; los valores que se priorizan cambian sustancialmente; la soledad y el miedo acosan, y debe reestructurar todo su esquema mental para poder subsistir, en un medio, donde debe demostrar "agallas" y ningún rasgo de debilidad. Donde la lealtad se defiende con la vida y todas las reglas de convivencia se modifican.
Fue trasplantado a un mundo distinto y se debe adaptar a él.
De sus privaciones generalmente de origen cambia a otro tipo de privaciones que lo atenazan y de las que no puede escapar.

Perdió tal vez lo más deseado...

la libertad...

Ahora sólo lo espera el paulatino desaliento, la espera ansiosa del fin de su condena y el temor ante un medio hostil.

La suerte está echada...

Nada volverá a ser igual...

.


Rodolfo

3 comentarios:

São dijo...

O recluso não deixa , efectivamente , de ser uma pessoa ... e isso deve ser tido em consideração.

Mas casos existem que merecem , simplesmente prisão perpétua...e isto porque sou contra a pena de morte.

Abraço grande, meu amigo :)

Rodolfo N dijo...

Muy cierto amiga !!! Simplemente esbozo la sensación del condenado. Besos Sao

RosaMaría dijo...

Realmente duro pero: Logran cambiar o expiar aunque sea en parte su actitud? Un enigma la mente humana y también las emociones. Saludos.