12 mayo, 2011

Patronato de Liberados


Entramos entonces al sistema de represión del delito.
El imputado comienza a conocer ,y la
Sociedad observa, las condiciones de
detención, que rigen aún antes de
demostrarse la culpabilidad del imputado.
Recordemos aquella frase de la que
hablabamos al principio :"que se pudran en la cárcel", y literalmente es así.
Los calabozos de detención en la
comisarias, en su enorme mayoría se
encuentran sobresaturados y carentes de higiene y condiciones mínimas de habitabilidad.
De igual forma los institutos de detención.
El imputado, y el condenado, lejos de rehabilitarse, buscar replantear su actitud, reparar con su aislamiento el daño causado, comienza a acumular odios , rencores y resentimiento contra la sociedad, que a veces lo empuja al delito y luego lo castiga cruelmente.
Lejos ,también, queda el principio constitucional "las cárceles de la Nación
serán sanas y limpias para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en
ellas"
Consecuentemente, corresponde hacer lugar al requerimiento de una urgente
solución a la inseguridad imperante, a la delincuencia , y a toda transgresión a la ley, pero corresponde también ser consecuente con los principios que juramos, sostenemos y que forman parte de nuestro plexo normativo, ello es, que los lugares de detención respeten la dignidad humana, que sean vehículos resocializadores para quienes caen en la delincuencia, mas allá de cualquier consideración sobre los motivos que le dieron origen.

.

Rodolfo

.

(continuará)