Es la paradojal conducta de quien acepta y hasta se gratifica del maltrato.
La afectación lo hace vincular en cierta medida al "masoquismo", dado que la víctima de un abuso, inconscientemente observa la realidad como la ve el abusador. Trata de satisfacerlo...
Acepta increíblemente sus requerimientos de cualquier tipo, dada la enferma relación que los une.
Esto se da en el ámbito familiar, social, político, educativo, etc.
Igual que aquellos síntomas que padecen los fumadores, alcohólicos, y adictos a cualquier tipo de drogas, aman aquello que les encarcela.
Sostienen , defienden y justifican a quien los lastima, lascera o agobia.
Este síndrome lo sufrimos todos cada vez que alguna situación o un sujeto traspasa nuestras barreras mas íntimas de contención.
No es un fenómeno raro. Ocurre en muchas ocasiones y a veces no nos damos cuenta o le restamos importancia, por ejemplo:
¿ Quién, luego de aprobar un duro exámen con un profesor muy severo, y a veces arbitrario, no sintió una sensación de relajamiento y hasta de agradecimiento hacia aquel que nos examinó...?Hasta lo justificamos con el argumento que es "un profesor exigente" (pero exigente no es sinónimo de arbitrario).
¿Quién luego de un asalto a mano armada, no respiro aliviado luego , por haber salvado su vida pese a haber sido robado?.
Si hasta decimos: se portaron bien, no me maltrataron, es mas, me trataron bien.(¿¿¿????).
¿Cuántas parejas justifican los abusos y agresiones entre ellos, buscando excusars en los celos?
"Solo es celoso aquel que ama mucho"... justificamos!.
Es que en realidad, "el síndrome de Estocolmo" sólo se presenta cuando nos identificamos inconscientemente con el agresor, sea porque asumimos su propia conducta agresiva, o porque adoptamos sus esquemas de poder.
Generamos una relación enferma de complicidad y en muchos casos (increíblemente) de afecto con el agresor.
Pero porqué se llama así a este estado psicológico?
Toma este nombre por las actitudes observadas durante y después de un robo a un banco de la ciudad sueca de Estocolmo, en el año 1973. Durante el mismo el atraco se complicó y los malvivientes retuvieron a algunos de los ocasionales clientes del Banco, en calidad de rehenes, durante 6 días.
Cuando los secuestradores se entregaron, los periodistas y camarógrafos que cubrían la noticia registraron un gesto cariñoso y un beso de una víctima a uno de los captores. Mas tarde los secuestrados se negaron a colaborar en la acusación legal a los delincuentes.
Se explicó esta actitud como un mecanismo psicológico que provocó condescendencia con los victimarios por el hecho de haber respetado sus vidas, por comprensión de la "triste historia de carencias de los agresores" y otras justificaciones peculiares.
Obviamente nada hay que justifique la agresión, el salvajismo, el maltrato y la muerte.
De allí que debemos estar atentos a no caer en estas actitudes conformistas y enfermas, tanto de la víctima como del victimario.
No hay cariño que justifique un golpe , ni circunstancia que justifique una herida.
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Rodolfo
08-08
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"Salen errados nuestros cálculos siempre que entran en ellos el temor o la esperanza."
Moliere
Moliere