Narra la Biblia que estando en guerra con los filisteos los ejercitos de Israel se encontraban en grave peligro . Cuando Israel declaró la guerra a los filisteos, tres de los hijos de Isaí se habían unido al ejército bajo las órdenes de Saúl, pero David, el mas pequeño, permaneció en casa para colaborar con las tareas y cuidar el rebaño de su padre.
Después de algún tiempo, sin embargo, fue a visitar el campamento de Saúl. Por orden de su padre debía llevar un mensaje y un regalo a sus hermanos mayores, y averiguar si estaban sanos y salvos. Pero, sin que lo supiera Isaí, se le había confiado al joven pastor una misión más elevada. Los ejércitos de Israel estaban en peligro, y un ángel había indicado a David que fuera a salvar a su pueblo.
Al llegar al campo de batalla, donde se encontrabn sus hermanos, un colosal filisteo retó a pelear a los hijos de Israel, jactanciosamente. Este reto se repitió durante varios días sin que nadie se animara a contestarle y a luchar contra el gigantesco filisteo, que a mas de su tamaño, contaba con una armadura de metal escamada que le cubría practicamente todo el cuerpo.
Goliat, así se llamaba el gigantesco filisteo, se burlaba continuamente de las tropas y el pueblo de Israel. David vió que todos estaban temerosos y su espíritu se conmovió. Continuamente Goliat se acercaba al campamento israelita, gritando: "¿Para qué salís a dar batalla? ¿no soy yo el Filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? .Elegid un hombre que luche contra mí y el que resulte derrotado hará a su Nación esclava de la otra .
Ante tanta arrogancia, David inspirado en su fé respondió al reto, lo que provocó la burla del gigante.
Saúl le dió permiso a David para que aceptara el desafío, aunque no creía que pudiera vencer y ordenó que se pusiera al joven la coraza del rey, pero David luego de dar unos pasos , se quitó la coraza y volvió sobre sus pasos, lo que motivó a que el pueblo creyera que había desertado por temor. Pero el valeroso joven se acercó a Saúl y le pidió que le autorizara a quitarse esa armadura y marchar al encuentro de Goliat armado simplemente con una honda.
Saúl nuevamente lo autorizó y el joven tomó cinco piedras del arroyo, las colocó en su talega y se aproximó al gigante diciéndole: vengo a tí en nombre de Jehová, el Dios de Israel, y te venceré! . Sin decir nada, puso una piedra en su honda, apuntó y la lanzó. La piedra se enterró en la frente de Goliat, en el único lugar no protegido del filisteo, quien luego de dar unas vueltas sobre sí mismo, cayó muerto. Ante al sorpresa general David dijo: Primero: no hay que temer a nadie, por más gigante que sea. Segundo debemos estar convencidos que tenemos la razón y la justicia. Tercero debemos saber usar bien las armas que tenemos.
Este relato bíblico nos deja varias enseñanzas, obviando el resultado de muerte del relato, debemos tomar conciencia que no hay nada imposible en la vida que nuestra convicción y nuestra fe, no puedan vencer.
Las bravuconadas la soberbia y actitudes temerarias generalmente terminan mal pues, como vimos, no hay enemigo pequeño. Utilizando no las armas, sino las herramientas que tenemos a mano y la convicción de ser justos podemos enfrentar los avatares mas duros de nuestra vida en cualquier momento y situación.
El destino es vulnerable y la vida nos da el espacio para desarrollarnos , crecer y creer. Tengamos fe en nosotros mismos, convicción por las causas justas, capacidad para perdonar, grandeza para aceptar las derrotas, y esperanza de lograr vivir en un mundo de paz , amor y justicia.
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Rodolfo
03-08