En los tiempos tan duros que vivimos observamos asiduamente, y sin asombrarnos, que la discusión, el cambio de ideas, las charlas sobre cualquier tema de política, deportes, y hasta familar, se encuentran plagados de desconsideraciones, descalificación y falta de respeto hacia quien piense lo contrario o disienta con nosotros.
Atacamos a la persona y no a sus argumentos y llegamos a conclusiones absurdas.
Y lamentablemente esto se ha tornado habitual. Lo importante es triunfar en la discusión o la disputa y no la invalorable confrontación de ideas y los conceptos superadores.
Sabido es que de la discusión, de la sana discusión y confrontacion de pensamientos e ideas, surgen esos conceptos superadores de que hablábamos.
La necedad o terquedad es una mala compañía que nos aisla de la evolución.
Y en este órden de ideas la ira, el arrebato y la desconsideración triunfan.
Es la conocida "Falacia ad hominem" de que hablaban ya los romanos para identificar la conducta que buscaba descalificar personalmente al adversario, en lugar de refutar lealmente sus razones.
Esta falacia tan habitual actualmente, (basta asitir a un debate o mensaje político) es utilizada para lograr el convencimiento por razones emotivas de dudosa calificación, en lugar de la elaboración intelectual para refutar la afirmación
Una afirmación descalificada por una argumentación ad hominem no significa que esa afirmación sea verdadera, dado que en tal caso constituiría otra falacia. (por ejemplo: "Juan dice: los planetas son iguales a las estrellas". Juan es un tonto ,afirma Pablo, por lo tanto no deben ser iguales planetas y estrellas. Realmente no son iguales, pero en en ello no tiene nada que ver la inteligencia de Juan.
Consecuentemente llegamos a descalificar la opinión de alguien simplemente porque es, para nosotros, una persona con defectos, malos antecedentes u otra razón, y no por la argumentación que elaboró.
Es decir atacamos a la persona y no pensamos en su argumentación...
Podemos dudar de una afirmación por razones de credibilidad de quien la formula, pero nunca rechazarla solamente por esa causa.
Esto es realmente una falacia ad hominem.
.
Rodolfo.
Atacamos a la persona y no a sus argumentos y llegamos a conclusiones absurdas.
Y lamentablemente esto se ha tornado habitual. Lo importante es triunfar en la discusión o la disputa y no la invalorable confrontación de ideas y los conceptos superadores.
Sabido es que de la discusión, de la sana discusión y confrontacion de pensamientos e ideas, surgen esos conceptos superadores de que hablábamos.
La necedad o terquedad es una mala compañía que nos aisla de la evolución.
Y en este órden de ideas la ira, el arrebato y la desconsideración triunfan.
Es la conocida "Falacia ad hominem" de que hablaban ya los romanos para identificar la conducta que buscaba descalificar personalmente al adversario, en lugar de refutar lealmente sus razones.
Esta falacia tan habitual actualmente, (basta asitir a un debate o mensaje político) es utilizada para lograr el convencimiento por razones emotivas de dudosa calificación, en lugar de la elaboración intelectual para refutar la afirmación
Una afirmación descalificada por una argumentación ad hominem no significa que esa afirmación sea verdadera, dado que en tal caso constituiría otra falacia. (por ejemplo: "Juan dice: los planetas son iguales a las estrellas". Juan es un tonto ,afirma Pablo, por lo tanto no deben ser iguales planetas y estrellas. Realmente no son iguales, pero en en ello no tiene nada que ver la inteligencia de Juan.
Consecuentemente llegamos a descalificar la opinión de alguien simplemente porque es, para nosotros, una persona con defectos, malos antecedentes u otra razón, y no por la argumentación que elaboró.
Es decir atacamos a la persona y no pensamos en su argumentación...
Podemos dudar de una afirmación por razones de credibilidad de quien la formula, pero nunca rechazarla solamente por esa causa.
Esto es realmente una falacia ad hominem.
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Rodolfo.
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"Nada más peligroso que un amigo ignorante; es preferible un enemigo con juicio".
Jean de laFontaine
Jean de laFontaine
Real tu texto escribes con la bravura de los poetas Besos desde nuestra Tierra
ResponderBorrarHola Mucha, enhorabuena si es que ya estas por aquí.
ResponderBorrarBesos muchos!
UN GRAN TEXTO MI QUERIDO RODOLFO QUE DESCRIBE CON PRECISION A TAL FALACIA..
ResponderBorrar¡Qué bien expuesto, Rodolfo!
ResponderBorrarUn placer escucharte...
Para mí, amigo, hay algo más peligroso que un amigo ignorante. Y está directa e íntimamente, relacionado con uno mismo;)
Y es cierto que el prejuicio o el conocimiento sobre alguien: gustos, vicios, CREENCIA, etc., influye, cuando no debiera, en estas cuestiones de idea, experiencia, sentimiento... Damos por supuesto, que no es libre al expresarse, sino preso de aquello. Pudiendo ser así, no siempre es cierto.
Cambiando el tercio: ¡Felicidades, argentino, buena selección futbolera! jeje;)
Y, cambiándolo de nuevo... Uno de mis hijos, (el jurídico) nohace tanto que también me dió una buena e interesante charla sobre la falcia y... mi pequeño, que lo escuchaba; ahora, cada vez que no está de acuerdo con mami me sale con: ¡eso es una falcia, mamá! jajaja ¡menudo niño!
Bueno ya no te canso más.
Un abrazo:)
pd, bueno sí, qué bonita música tienes...
Ricardo:
ResponderBorrarGracias amigo.Tu palabra es muy autorizada.
Un abrazo.
Ada:
Siempre es un placer tan lindo
leerte...
Tus comentarios habitualmente redondean la idea expuesta en el post.
Gracias por tus palabras y felicitaciones y la música es tan linda como tu visita siempre tan esperada.
Un beso.
Tienes toda la razón al señalar que este tipo de ataques parecen haberse asentado en nuestra sociedad a todos los niveles: familiar, laboral, político, amistoso... Es que para descalificar a otro no hace falta ningún esfuerzo (¿quién no tiene defectos?)mientras que argumentar con razones exige un nivel de racionalidad que, mucho me temo, hoy no está de moda ni se ejercita. Muy buena reflexión, querido amigo.
ResponderBorrarMuy bueno lo expresado en el texto. Confundimos juicio de valor con intercambio de opinión, pues muchas veces no sabemos como refutar lo expuesto, ya sea por desconocimiento del tema o por falta de información o criterio.
ResponderBorrarUn abrazo cariñoso. Tu blog no tiene desperdicio.
Isabel:
ResponderBorrarMe alegra que la compartas,mi amiga.
Besos
RosaMaría:
Tu ,siempre tan amable...
Besos
Regreso despues de unas muy agradables vacaciones y te visito con el aprecio de siempre.
ResponderBorrarUn gran abrazo
Gracias amigo Ricardo, un abrazo!
ResponderBorrarCuando vuelves a publicar, mi muy querido amigo?
ResponderBorrarUn abrazo grande..