Superado el momento de abandonar la prisión, otra disyuntiva se le plantea al
liberado: ¿encontraré a mi familia?
liberado: ¿encontraré a mi familia?
¿cómo me recibirán? (muchas veces no han sido visitados en meses o años),
¿ cómo me recibirá el barrio, los vecinos ?,
¿Podré trabajar en el taller, o la oficina con mis antiguos compañeros?
Y aquí se engendra, muchas veces, el gérmen de la reincidencia.Aquí este individuo comienza a tomar conciencia que está sólo, que sus amigos murieron, o "no aparecen". Que su novia se casó con el muchacho de la farmacia; que el mundo de la libertad es hostil, y como ya decíamos se siente acorralado,asfixiado... ...
Su vida que, como dijimos, estaba pautada, puntualmente pautado, ahora se volvía incierta y difícil...
Abandonados a su suerte, y con el estigma de "ex presidiario".
¿Quién me va a aceptar como empleado u operario cuando sepan mis antecedentes?
¿Quién va a querer ser mi pareja cuando se enteren de mi pasado ?
¿Quién no va a desconfiar de mí, cuando en el barrio ocurra algún asalto o
robo ?
Estos y muchos interrogantes más nos plantearon muchas veces, y lo lamentable es que nuestra sociedad y nuestras instituciones no están adecuadamente
preparadas para contener y reencausar al liberado.
¿Qué jefe de personal va a preferir para su empresa a un liberado antes que a
una persona sin antecedentes penales ?
¿Cuantos no desconfiamos de un "ex presidiario" -como suele llamárselo- cuando ocurre un robo en la oficina, el taller o el barrio ?
¿Cuantas familias, les cierran las puertas sin siquiera oirlos?
Y aquí se engendra, muchas veces, el gérmen de la reincidencia.Aquí este individuo comienza a tomar conciencia que está sólo, que sus amigos murieron, o "no aparecen". Que su novia se casó con el muchacho de la farmacia; que el mundo de la libertad es hostil, y como ya decíamos se siente acorralado,asfixiado... ...
Su vida que, como dijimos, estaba pautada, puntualmente pautado, ahora se volvía incierta y difícil...
Abandonados a su suerte, y con el estigma de "ex presidiario".
¿Quién me va a aceptar como empleado u operario cuando sepan mis antecedentes?
¿Quién va a querer ser mi pareja cuando se enteren de mi pasado ?
¿Quién no va a desconfiar de mí, cuando en el barrio ocurra algún asalto o
robo ?
Estos y muchos interrogantes más nos plantearon muchas veces, y lo lamentable es que nuestra sociedad y nuestras instituciones no están adecuadamente
preparadas para contener y reencausar al liberado.
¿Qué jefe de personal va a preferir para su empresa a un liberado antes que a
una persona sin antecedentes penales ?
¿Cuantos no desconfiamos de un "ex presidiario" -como suele llamárselo- cuando ocurre un robo en la oficina, el taller o el barrio ?
¿Cuantas familias, les cierran las puertas sin siquiera oirlos?
Nuestra tarea , es entonces, no negar nuestra condición humana. Somos desconfiados, temerosos, y muchas veces soberbios, y como tal , les cerramos las puertas.
Pero sí debemos prepararnos para trabajar desde dentro mismo de las instituciones, para preparar al detenido en tareas de preegreso, visitar su familia para mejorar la relación en vísperas del egreso, y sobre todo concientizar a la población para que entendamos que todos , absolutamente todos, merecemos una nueva oportunidad
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Rodolfo
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Rodolfo
(continuará)