Segun datos aportados por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo de Argentina, durante el año 2005 se registraron casi 600.000 casos de enfermedades laborales, y este número aumentó durante el año 2006 y 2007.
Esta situación afecta a casi el 10% de los trabajadores activos, y parte importante de estas afecciones se original en el maltrato laboral, las condiciones inadecuadas de labor, el aumento de la cantidad de trabajo por persona.
Este problema es mundial y, como todo actualmente, está globalizado. El nombre que ha dado en llamársele a estas afecciones es "Mobbing" provocados por sistemas perversos de trabajo.
Mobbing es toda acción que conduzca a producir miedo o terror en el área laboral.
En el ámbito tribunalicio es alarmante como aumenta día a día el grado de personas que tienen que acudir a tratamiento psicológico.
A las múltiples presiones de la vida diaria, se suma esta irresistible presión por persecución, intimidación, cambio habitual de habitat, etc.,que provocan en el sujeto, en el trabajador, una sensación de terror o pánico, prolegómeno de paranoias y otras consecuncias altamente traumáticas.
La cultura de la agresividad y la violencia se ha afincado entre nosotros. Es un "modus vivendi" que ha desarrollado dinámicas perversas de acoso y por la cual los mas fuertes imponen sus criterios
Y en el lugar de trabajo, donde el individuo pasa buena parte de su vida, este padecimiento lo perturba y hace que afecte el resto de su vida de relación.
La legislación debe adecuarse para evitar estos despropósitos, y así se han sancionados una serie de leyes antidiscriminatorias y que penalizan el acoso cualquiera sea, y en algunos fallos ya se ha definido con precisión el "mobbing" sindicándolo como "la repetición de comportamientos hostiles, técnicas de desestabilización contra un trabajador que desarrolla como reacción graves problemas psicológicos duraderos, es decir que, se trata de un proceso destructivo sutil que puede llevar a la discapacidad permanente (del voto del doctor Lutz).
Esta es una verdadera epidemia del siglo XXI, y nos corresponde, consecuentemente, arbitrar los medios para afrontarla desde la justicia y desde todos los ámbitos donde se producen relaciones de poder que puedan menoscabar la valoración del ser humano.
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Rodolfo
08-07