La ciencia ,es absolutamente dinámica , y como tal en constante avance. El conocimiento no tiene límites, un nuevo conocimiento adquirido abre las puertas de otros y así sucesivamente en constante progresión geométrica.
Consecuentemente no puede ponerse límites al progreso, pues es inherente al espíritu humano.
Pero que ocurre con la moral , con la ética ?.
Tanto una como otra comparten su relativa estaticidad. Sus principios, al ser superiores y rectores para el individuo, no mutan ni progresan.
Los supremos principios humanos que nos rigen serían eternos e inmutables.
El Derecho natural es anterior, obviamente , al Derecho positivo, y por ende su fuente de inspiración y creación, pero el primero es inmutable, en cambio el derecho positivo se va adecuando a las nuevas realidades y transformaciones sociales.
Sus normas se asemejan más a normas instrumentales de la realidad vigente, que como tal varían permanentemente.
No existe la petricidad legal positiva in eternum.
En éste órden de ideas , y ante el increíble desarrollo de la ciencia , debemos prepararnos para afrontar ese desafío.
Inútil es negar el progreso.
No se puede por ley impedir el desarrollo del pensamiento humano, y con él , los avances en todos los órdenes del conocimiento.
El embarazo extracorporeo, es un tema que no debemos negar, sino que tenemos la obligación de observar como perspectiva seguramente concretable a pocos años vista .
La mujer "envase de la vida", dejara su lugar a los padres custodios de la vida que se gesta fuera del vientre materno.
Este concepto, seguramente intranquiliza a muchos, surgen los fantasmas de la manipulación genética, la clonación , los "super seres", la discriminación, etc.
Más no existe otra posibilidad que rendirse ante la evidencia: la ciencia avanza día a día , y la moral y la ética no pueden encorsetarla.
Es avasallante, prepotente y muchas veces cruel, pero es la realidad, nuestra realidad humana.
Podrá alguna legislación de algún país, o de un "futuro gobierno universal", intentar ponerle límites, pero el espíritu humano es uno e indivisible, y no existen vallas que no pueda superar.
Concretando más allá del conflicto moral o ético que se nos suscite, corresponde acompañar el progreso y el desarrollo, tratando de humanizarlo, pero inútil es negarlo.
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Rodolfo 04-07